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ESGRIMA HISTÓRICA en Vigo | Sala Viguesa de Esgrima Antiga – SVEA

Crónica de la Exhibición de HEMA en Vigo: una tarde de acero en Vialia (2025)

La mañana del 20 de septiembre de 2025, amenazada con lluvia y no pintaba bien, pero por la tarde todo cambió luciendo un espectacular sol.
Al llegar al palco principal de Vialia lo primero fue saludar al técnico y cuadrar el sonido. Mientras ajustábamos protecciones y posicionamos las espadas, el público empezó a arremolinarse frente al escenario. En primera fila, los padres de los chavales; detrás, curiosos que venían a por compras y se quedaban por los aceros.
Cada septiembre repetimos esta exhibición de HEMA —la coordinamos con el Día Internacional de la Esgrima— para mostrar lo que hacemos en el club: esgrima infantil, juvenil y para adultos; y varias disciplinas: espada larga, espada y broquel, ropera y sable militar. Es un escaparate vivo, un “descubre” de la esgrima histórica.

Abrimos con los peques y juveniles. “Respirad, sonreíd y disfrutad”, les dije antes de entrar, y allá fueron empezando por el cuadrado de Meyer en espada larga. Ordenados, con ritmo y quedaba claro las horas de entrenamiento que había detrás. Después, combates: primero los infantiles (6 a 11 años), luego los juveniles (12 a 16 años). Cada intercambio arrancaba aplausos. Los padres aplaudieron rabiosamente y a más de uno se le escapó un “¡bravo!” que nos tocó el corazón. El ambiente ya estaba arriba.

El cuadrado de Joachim Meyer por nuestros jóvenes alumnos
Combates entre los más pequeños del club

Cuando el acero suena. Los adultos muestran nuestro arte marcial.

Con el público animado, pasamos a la exhibición de los adultos y subimos una marcha: repetimos el cuadrado de Meyer ya con espadas largas de metal y a un ritmo más vivo. Añadí tres técnicas de la tradición de Johannes Liechtenauer (Abnehmen, Absetzen y Zwerchhau) para que se percibiera la lógica del sistema. Los asaltos que siguieron fueron limpios y expresivos; se notaba la técnica en los combates de este noble arte y el respeto por el compañero.

Damián Troncoso explicando la escuela alemana de espada larga

Cambio de siglo y de herramienta: espada y broquel. Presenté el I.33, hablamos de la dama Walpurgis, mencionando las siete custodias y la idea clave de que el broquel sujeta al contrario en distancias cortas. Tres técnicas bien marcadas y, de nuevo, asaltos para mostrar que la esgrima medieval no es brutalidad, sino habilidad.

Un lance entre Carlos y Hugo, alumnos de espada y broquel en la SVEA

Saltamos después al XIX con sable militar. Referencié el tratado de Jaime Merelo y repasamos los nueve quites como mapa defensivo. Un par de técnicas básicas y asaltos con el dinamismo que tiene el sable. Es una disciplina agradecida para el público porque se ven más las acciones de cada lance.

Los 9 quites de sable del maestro Jaime Merelo y Casademunt

Y quedaba la parte más “científica”: la espada ropera y la Verdadera Destreza. Hablé de matemática y geometría sin pesadez, lo justo para que se entendiera que hay compases y líneas que ordenan el juego de espadas. Montamos una breve exhibición de compases con estocada, tajo y revés, y tres técnicas que mostraron cómo la intención nace antes que la punta y como se ganan los grados al perfil.
Hubo “oooh” espontáneo tras un desarme limpio mediante la treta del movimiento de conclusión.

Especial mención al asalto de ropera con daga de vela. El doble arnés le encantó al público: se percibe de inmediato la superioridad posicional cuando una mano controla mientras la otra amenaza.

Asalto a espada ropera entre Manuel Martín y el guardián de la SVEA, Pablo Lojo

Despedida, agradecimientos y cita en Travesía de Vigo 102

Cerramos agradeciendo al Vialia por el espacio —un año más— y recordando que entrenamos en Travesía de Vigo 102. Lo dije claro: “Si te pica la curiosidad, ven a una clase de prueba gratuita; prestamos el material y te guiamos desde cero.” Al terminar, varias personas se acercaron a preguntar mientras guardábamos. Esa es la señal de que la exhibición funcionó: no solo se vio acero; se vio nuestro arte marcial.

Autor: Damián Troncoso


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