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ESGRIMA HISTÓRICA en Vigo | Sala Viguesa de Esgrima Antiga – SVEA

Espada Medieval y escudo Broquel

La espada del medievo por antonomasia, también llamada “espada de armar” o “espada del caballero” es un arma cruciforme descendiente de las espadas vikingas del siglo X cuyo empleo se mantuvo hasta finales de la era de la caballería durante la guerra de los cien años del siglo XV.

La evolución de la espada vikinga nos lleva a la espada Normanda, que es la tipología base para que todos los pueblos europeos desarrollen sus espadas.

Las hojas se alargan y se estrechan con respecto a las espadas de la era vikinga, esto permite un mejor manejo de la punta y, por lo tanto, la posibilidad de estocar mejor; aunque seguirán siendo espadas orientadas al corte.

Se desarrollan sus arriaces haciéndolos más largos para proteger la mano de forma más segura.

Por lo general la espada medieval típica que se solía utilizar durante las cruzadas posee las siguientes características:

– Son armas de una sola mano, acompañadas generalmente por un escudo en el otro brazo.

– La hoja es recta con una punta afilada, de doble filo y de sección lenticular con acanaladuras a cada lado.

– La longitud de la hoja es de entre 70 y 85 centímetros, y la longitud total en torno a 1 metro aproximadamente.

– El peso oscila entre los 900 gramos y los 1300 gramos.

– El punto de equilibro está mucho más próximo a la guardia.

A medida que las protecciones mejoran para defender a los guerreros, las espadas van evolucionando a secciones romboidales que le confieren la propiedad de poder ser armas mucho más agudas.

Esto se debe a la necesidad de hacer frente a los caballeros que poseen una buena cota de malla con su correspondiente gambesón por debajo, debido a esto el ataque de golpe cortante apenas es eficaz y se necesitan armas con un mejor control de la punta y de potente estocada para penetrar las anillas de la cota.

El Broquel, un gran aliado en las distancias cortas

Este pequeño escudo era el complemento perfecto para la espada del medievo y también del renacimiento.

Podría ser de acero o hierro en su totalidad, aunque era más común su fabricación en madera y añadirle un umbo metálico en la parte central, para así aligerar su peso.

Los broqueles solían ser redondos, con su plato cóncavo, convexo o plano, aunque existen excepciones como el broquel de Hans Talhoffer con forma romboidal o la Targa cuadrada de Achille Marozzo.

Su agarre no se embraza como los escudos cometa o de lágrima, se empuña agarrando el asa con la mano siniestra, introduciéndola en el interior del umbo al estilo de los antiguos escudos vikingos.

Con su tamaño aproximado de 30 cm de diámetro, es un arma defensiva perfecta para maniobrar en el combate cuerpo a cuerpo protegiendo en todo momento la mano de la espada. Además, podría actuar de manera ofensiva, atrapando momentáneamente las armas del rival contra su cuerpo o utilizarlo para golpearle la cara en una distancia muy cercana.

Principales escuelas y tratados.

El escudo broquel ha sido adoptado por las principales escuelas de esgrima desde la época medieval hasta finales del barroco.

Escuelas italianas como la de Antonio Manciolino o Giacomo di Grassi, lo combinaron con la espada renacentista “spada da lato”; pero también la Verdadera Destreza española lo empleó junto con la espada ropera como se muestra en el tratado de Miguel Pérez de Mendoza y Quixada.

Sin embargo, por su inmenso valor histórico, en nuestro club estudiamos el tratado 1.33, junto con los escritos del maestro Andre Lignitzer de la escuela alemana.

El manuscrito I.33 es el tratado de esgrima más antiguo del que se tiene constancia, datado alrededor del año 1300.
Escrito en latín, posiblemente por un monje llamado Lutegerus (Ludger en alemán), trata la esgrima de espada y broquel entre un sacerdote y un estudiante.

Además, destacamos sus 2 últimas páginas, donde aparece la primera referencia a una mujer practicando esgrima junto al sacerdote, reafirmando que durante el medievo las mujeres podían hacer esgrima.
Esta dama consta en el tratado por el nombre de Walpurga, cuya gran importancia hace que este manual de esgrima también reciba el apelativo de Codex Walpurgis.


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