Acompaña a la SVEA en un viaje fascinante por A Baixa Limia, donde la historia y la cultura cobran vida en cada rincón, desde una iglesia visigótica, pasando por un castillo fronterizo, hasta un impresionante campamento romano.
Iglesia Visigoda de Santa Comba de Bande
Amanecía el día lluvioso y gris, pero el pronóstico es que iba a salir el sol. Aún así las tierras de A Baixa Limia nos recibieron con el cielo plomizo y orvallando.
Puntuales nos dimos cita en la primera parada, la Iglesia visigoda de Santa Comba de Bande. Se trata esta de una de las iglesias más antiguas de España, y aunque no se sabe su fecha con exactitud, se considera que es del siglo VII.
A las 10:00 nos abrió la puerta Maribel, una señora afable y simpática que, si en un primer momento permaneció callada, un rato después nos empezó a contar la historia del lugar así como los detalles arquitectónicos más importantes, como que el templo su planta es de cruz griega, que en el cimborrio hay aristas de ladrillo con los ladrillos colocados en forma de espina de pez, o que tanto la pila bautismal de la entrada, como el altar, eran originariamente un miliario y un ara romana respectivamente.
Al acabar de visitar el lugar, nos sacamos varias fotos de grupo para dejar testimonio de nuestra visita.
Un Recorrido por la Historia del Castillo de Lindoso
Sin más tiempo que perder, nos dirigimos a la siguiente parada y para ello tuvimos que adentramos media docena de kilómetros en tierras portuguesas para poder llegar a Lindoso, donde nos esperaba su castillo. Eso sí, antes nos detuvimos para recuperar fuerzas y tomar un café y algún otro refrigerio.
Al acabar, subimos en un corto paseo, por el camino de la colina donde se alzaba el Castillo de Lindoso. En la sala de recepción, y después de esperar un rato, apareció nuestro guía local Nuno que, aunque no hablaba castellano, no hubo ningún problema en entender lo que nos contaba, tanto de la historia del castillo como de la geografía y fauna que rodeaba la población, enclavada en las puertas del Parque Natural de Peneda-Gerês.
Dicho castillo es un edificio que cumplió funciones defensivas durante los conflictos militares con el reino de Castilla. Su construcción data de principios del siglo XIII durante el reinado de D. Afonso III. Durante las Guerras da Restaração, ya en el siglo XVII, cayó en manos españolas en 1663 los cuales realizaron una ampliación de la muralla circundante, asumiendo el lugar una gran importancia debido a su localización fronteriza con España. Aunque vuelve a caer definitivamente en manos portuguesas tres años después. El castillo conserva sus murallas (aunque no el almenaje), y en su interior alberga restauradas la casa do alcaide, una capilla, un horno, una torre del homenaje de 15 metros de altura y un museo con dos exposiciones permanentes.
Almuerzo en Entrimo
Y llegó la hora de comer, por lo que a eso de las 14:00 nos dirigimos al mesón Beni, en Entrimo. Allí dimos rienda suelta a nuestro apetito con unos entrantes y un secreto para chuparse los dedos. Y entre el postre y el café, llegó la hora de partir para nuestro último destino.
Descubriendo el Campamento de Aquis Querquennis
A eso de las 17:15 llegamos a Aquis Querquennis, el campamento romano del siglo I en el que presumiblemente estuvo asentada la cohorte III, que dependía de la Legio VII Gémina, cuya base estaba en León. Ellos fueron los encargados de construir la Vía XVIII o Vía, calzada que comunicaba Brácara Augusta y Astúrica Augusta que por allí pasaba.
Lo malo es que, ya desde hacía unos días, el embalse estaba muy crecido y el yacimiento estaba bastante inundado, por lo que lo vimos desde un punto alto extramuros. Esta muralla tiene forma rectangular y esquinas redondeadas. En la misma sobresalían torres defensivas cuadrangulares entre las puertas y en las esquinas. La muralla fue levantada con perpiaños pequeños de granito, unidos a hueso (encajados sin cemento), tenía 3,20 m de anchura y una altura próxima a 5 m, y estaba rematada por almenas semicilíndricas. El sistema defensivo poseía además un foso exterior con forma de V, con 5 metros de anchura y 3 m aproximadamente de fondo.
Contaba con cuatro puertas monumentales, todas ellas se encuentran excavadas y consolidadas: las dos Principalis, Sinistra y Dextra (puertas principales del lado norte y sur) y la Decumana, en el lado oeste y la Praetoria en el este. La Principalis Sinistra y la Praetoria contaban con dos vanos, uno de entrada y otro de salida. La Decumana y la Principalis Dextra eran similares, pero con una única abertura. El sistema defensivo se completa con el intervallum de 11 m de anchura, un espacio de seguridad sin construcciones entre la muralla y la primera línea de edificaciones.
En la visita guiada, María nos estuvo contando todos estos detalles constructivos, además de las notas históricas del lugar. Además, pudimos realizar una visita libre al centro de interpretación.
¡Están locos estos romanos!
¡¡¡Pero allí no sólo había piedras, si no también… romanos!!! Acampados al borde del embalse se encontraban los grupos de Recreadores de Galicia, Legio IV Macedonica y Antiqvi Mores, que nos deleitaron con la instrucción militar en el propio idioma de ellos, ¡sí, eso mismo, en latín!, utensilios de uso cotidiano como de escritura, confección de cinturones, etc, y la distinta panoplia de un legionario según la época, como gladius, scutum, lorigas, gálea, etc.
Ya se ponía el sol y la jornada tocaba a su fin. La mayoría regresó a sus casas, contentos y cansados de la grata jornada y, unos pocos, nos quedamos a tomar un bocado en Celanova antes de regresar a nuestras casas.
Autor: Rodrigo Presa
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