Recuperando la tradición de nuestros Viajes culturales, este año nos decidimos visitar la zona de Lugo, y más concretamente, la que rodea al Camino de Santiago.
Castillo de Pambre. Superviviente de las guerras Irmandiñas
Nuestro grupo madrugó ese sábado para quedar temprano en el Castillo de Pambre. Dicha construcción lleva relativamente poco tiempo abierta al público pues, hasta no hace mucho, era de propiedad particular, usado como residencia y para guardar maquinaria agrícola, perteneciendo ahora a la Xunta de Galicia.
La historia de este castillo está ligada la Revuelta Irmandiña de 1467, a la cual sobrevivió. La mandó construir D. Gonzalo Ozores de Ulloa. Este noble había participado en la batalla de Montiel en 1369, a las órdenes de Pedro I, quedando prisionero del rey Enrique II. A la vuelta del encierro se encontró que todas sus propiedades habían sido confiscadas por Fernán Pérez das Seixas. Pero D. Gonzalo, decidido a recobrar lo que era suyo, organizó a sus seguidores y atacó primero al castillo de Curbián, recobrándolo, para luego ir contra el castillo de San Paio de Narla, bien defendido por Vasco Gómez das Seixas. Los acontecimientos propiciaron una sangrienta batalla en la que salió victorioso el de Ozores haciendo huir a los de Seixas. Fue después de estos acontecimientos cuando decidió levantar el castillo de Pambre, para controlar mejor todos sus territorios.
Visitamos las distintas salas que conforman el centro de interpretación, visualizamos un vídeo de cómo era el castillo en aquella época, su construcción y otros detalles, y luego deambulamos primero por el anillo interior que rodea la torre del homenaje, para luego acceder a la misma. La estructura exterior y los paramentos se conservan muy bien, y la reconstrucción se limitó a conservar dicha estructura sin añadir o reconstruir los elementos que se habían derrumbado, ya sea con el paso del tiempo, o por la acción del hombre. Para dicha visita el castillo fue dotado de escaleras y pasarelas de trámex en un intento de no “dañar” el entorno visual de la fortaleza con elementos extraños. Pero bueno, hay gustos para todos.
Cerca del mediodía, y cuando el cielo ya amenazaba lluvia, decidimos irnos a comer al restaurante reservado para ello, en Palas de Rei. Allí recuperamos fuerzas para proseguir nuestra excursión, esta vez a la Iglesia de Vilar de Donas. Conseguimos acceder a este lugar gracias a D. Jesús, un nonagenario residente en la misma aldea, el cual hace las veces de clavero del lugar.
La maravillosa Iglesia de Vilar de Donas
La historia de la iglesia del monasterio de San Salvador de Vilar de Donas es bastante curiosa ya que fue fundado en sus orígenes por dos mujeres de la familia Arias Monterroso y poblado en sus sólo por monjas. De ahí viene el nombre de “donas”.
El acceso a la misma está custodiado por lo que queda del antiguo claustro del monasterio. Para acceder al interior de la iglesia atravesamos una gran puerta, estrecha y alta, formada por cinco arquivoltas hermosamente decorada. Destacar de la propia puerta los herrajes.
Ya en el interior, lo que más nos impresionó, fueron las pinturas de las paredes, que parece ser que se realizaron en el año 1434 para celebrar el Xacobeo. Las pinturas representan diferentes escenas religiosas, como la Anunciación el Juicio Final y otras del Antiguo y Nuevo Testamento. Cabe destacar de estas pinturas la del rey Juan I de Castilla, su esposa María de Aragón y de su hijo.
También vimos un retablo, un baldaquino y las laudas sepulcrales de caballeros. Y como la cabra tira al monte, estas son las que más nos dieron de que hablar, desmenuzando la panoplia que portaban, comprobando años, tipología de espadas… Nos despedimos de D. Jesús, el cual nos estuvo explicando durante toda la visita (de corrido y más de una vez) los detalles más ocultos, mezclándolos con recuerdos de su niñez.
Castillo de San Paio de Narla y su museo etnográfico
Para acabar la jornada nos dirigimos al Castillo de San Paio de Narla, también conocida como Torre de Xiá, el cual ha sido habilitado como Museo Provincial, albergando gran cantidad de objetos de los últimos dos siglos.
Los primeros documentos que hacen referencia a la fortaleza se remontan al siglo XIV, citado en el año 1350. Se sabe que sufrió el ataque de los Irmandiños (comentado anteriormente), ya que se tiene constancia que Vasco de Seixas ordenó realizar trabajos para su reconstrucción.
Accedimos al castillo por la puerta almenada, no sin antes ver la capilla y después de subir por una rampa. Allí nos recibió la guía, que nos fue mostrando y explicando, además de la historia de la propia fortaleza, las diferentes estancias, con los objetos y enseres que estos albergaban.
De lo que más nos gustó fue la inmensa cocina, los objetos de uso cotidiano y el “trono” para realizar las necesidades. Interesante también las caballerizas, bodega, salón, el telar y los distintos dormitorios. Una pequeña colección de armas blancas y de fuego, acompañadas de una armadura de samurái, completaban la visita.
Terminamos en lo más alto de la torre del homenaje, charlando y jugando a las películas, mientras contemplábamos la puesta de sol.
Autor: Rodrigo Presa
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